El miedo es un mecanismo de defensa utilizado por los seres humanos, ante los diferentes peligros del medio. Desde su creación, en todas las etapas de la historia, siempre la humanidad ha tenido diversos tipos de riesgo, por eso es que nuestro organismo, a través de su funcionamiento cerebral, para la preservación de la especie, ha dispuesto este mecanismo de alerta y defensa.

El mismo consiste en concentrar toda la energía disponible, solo en aquellos órganos y partes del cuerpo, que puedan ser usados como mecanismo de protección, de ataque o de huida, sea la que sea, siempre su función será la de cuidar la integridad física del individuo.

En el cerebro reptiliano, es donde se inicia el proceso de alteración del funcionamiento orgánico, con la finalidad de preparar el cuerpo para cualquier actividad imprevista, que vaya acorde con el nuevo nivel de exigencia externa. Esta parte del cerebro es la responsable de regular las acciones básicas para la vida, como lo es comer o respirar.

Posteriormente, se activa el sistema límbico, el cual controla las emociones y funciones de conservación de la vida del ser humano. Cuando surge un evento de alto riesgo, la amígdala, dentro de este sistema, proporciona la sensación de miedo, activando inmediatamente al hipotálamo y a la pituitaria, segregando de esta forma hormona adrenocorticotropa.

De esta manera, la glándula adrenal, también se activa, generando un neurotransmisor llamado epinefrina. Este par de elementos químicos, hacen que se produzca cortisol, hormona capaz de incrementar la presión arterial, subir el nivel de azúcar y suprimir el sistema inmunitario, todo con la única finalidad de subir al máximo el nivel de energía en el individuo, para que su organismo esté en su máxima capacidad para dar respuesta ante cualquier amenaza.

Así reacciona nuestro cuerpo ante el miedo

Todo este proceso que se va llevando a cabo en nuestro cerebro, con tanto movimiento y liberación de hormonas, hace que nuestro flujo sanguíneo y de glucosa en los músculos esqueléticos se vean incrementados, produciendo un efecto denominado piloerección, también llamada piel de gallina. Diversos órganos, que no son indispensables en ese momento, disminuyen su funcionamiento de manera significativa, como por ejemplo el sistema gastrointestinal.

A continuación te muestro, los aspectos más significativos dentro de este proceso.

  • Nuestras pupilas sufren dilatación, con la finalidad de poder captar la mayor cantidad posible de luz.
  • El sistema circulatorio es activado a gran velocidad, a través de unas 30 hormonas que son liberadas por el sistema endocrino.
  • Surgen escalofríos, producto del despeje del líquido que mantiene regulada la temperatura en los vasos de la piel.
  • El sistema cardiorespiratorio incrementa su actividad, con la finalidad de aumentar los niveles de oxígeno en los músculos.
  • En algunas zonas del cuerpo se contraen los vasos sanguíneos, llevando nuestra coloración desde muy pálidos hasta muy colorados.
  • El proceso de digestión se paraliza.
  • Las glándulas lagrimales y salivales paralizan su funcionamiento, ocasionando resequedad en ambas zonas de influencia de estas.
  • Pérdida del sentido auditivo.

Pasar miedo adelgaza

En un estudio realizado por la Universidad de Westminster, en 2012, se pudo comprobar que una persona promedio, puede llegar a perder hasta 113 calorías, con solo ver una película de terror de unos 90 minutos de duración. Es importante saber, que esta cantidad equivale a una caminata de 30 minutos.

Este resultado fue descubierto, luego de medir la frecuencia cardíaca de los voluntarios, así como su consumo de oxígeno y su liberación de dióxido de carbono. De esta misma manera se pudo detectar, que dicho consumo de calorías, aumentaba según el nivel de miedo, que el film causara.

El miedo es un mecanismo de defensa utilizado por los seres humanos, ante los diferentes peligros del medio. Desde su creación, en todas las etapas de la historia, siempre la humanidad ha tenido diversos tipos de riesgo, por eso es que nuestro organismo, a través de su funcionamiento cerebral, para la preservación de la especie, ha dispuesto este mecanismo de alerta y defensa.

El mismo consiste en concentrar toda la energía disponible, solo en aquellos órganos y partes del cuerpo, que puedan ser usados como mecanismo de protección, de ataque o de huida, sea la que sea, siempre su función será la de cuidar la integridad física del individuo.

En el cerebro reptiliano, es donde se inicia el proceso de alteración del funcionamiento orgánico, con la finalidad de preparar el cuerpo para cualquier actividad imprevista, que vaya acorde con el nuevo nivel de exigencia externa. Esta parte del cerebro es la responsable de regular las acciones básicas para la vida, como lo es comer o respirar.

Posteriormente, se activa el sistema límbico, el cual controla las emociones y funciones de conservación de la vida del ser humano. Cuando surge un evento de alto riesgo, la amígdala, dentro de este sistema, proporciona la sensación de miedo, activando inmediatamente al hipotálamo y a la pituitaria, segregando de esta forma hormona adrenocorticotropa.

De esta manera, la glándula adrenal, también se activa, generando un neurotransmisor llamado epinefrina. Este par de elementos químicos, hacen que se produzca cortisol, hormona capaz de incrementar la presión arterial, subir el nivel de azúcar y suprimir el sistema inmunitario, todo con la única finalidad de subir al máximo el nivel de energía en el individuo, para que su organismo esté en su máxima capacidad para dar respuesta ante cualquier amenaza.

Así reacciona nuestro cuerpo ante el miedo

Todo este proceso que se va llevando a cabo en nuestro cerebro, con tanto movimiento y liberación de hormonas, hace que nuestro flujo sanguíneo y de glucosa en los músculos esqueléticos se vean incrementados, produciendo un efecto denominado piloerección, también llamada piel de gallina. Diversos órganos, que no son indispensables en ese momento, disminuyen su funcionamiento de manera significativa, como por ejemplo el sistema gastrointestinal.

A continuación te muestro, los aspectos más significativos dentro de este proceso.

  • Nuestras pupilas sufren dilatación, con la finalidad de poder captar la mayor cantidad posible de luz.
  • El sistema circulatorio es activado a gran velocidad, a través de unas 30 hormonas que son liberadas por el sistema endocrino.
  • Surgen escalofríos, producto del despeje del líquido que mantiene regulada la temperatura en los vasos de la piel.
  • El sistema cardiorespiratorio incrementa su actividad, con la finalidad de aumentar los niveles de oxígeno en los músculos.
  • En algunas zonas del cuerpo se contraen los vasos sanguíneos, llevando nuestra coloración desde muy pálidos hasta muy colorados.
  • El proceso de digestión se paraliza.
  • Las glándulas lagrimales y salivales paralizan su funcionamiento, ocasionando resequedad en ambas zonas de influencia de estas.
  • Pérdida del sentido auditivo.

Pasar miedo adelgaza

En un estudio realizado por la Universidad de Westminster, en 2012, se pudo comprobar que una persona promedio, puede llegar a perder hasta 113 calorías, con solo ver una película de terror de unos 90 minutos de duración. Es importante saber, que esta cantidad equivale a una caminata de 30 minutos.

Este resultado fue descubierto, luego de medir la frecuencia cardíaca de los voluntarios, así como su consumo de oxígeno y su liberación de dióxido de carbono. De esta misma manera se pudo detectar, que dicho consumo de calorías, aumentaba según el nivel de miedo, que el film causara.

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